viernes, 3 de agosto de 2007

¿Y POR QUE LA LLAMO DULCINEA?

¿Y POR QUE LA LLAMO DULCINEA DEL TOBOSO?

El Quijote, un libro mágico, medicinal y andante

El Quijote es una verdadera obra andante que, como los caballeros aventureros a los que imitaba en todo Don Quijote, se mueve aún hoy de un sitio a otro por más discreto que sea hoy su movimiento. Al modo de esos ríos subterráneos y profundos que riegan el interior de la tierra que, aunque nadie oye o ve, abonan de energía el subsuelo para alimentar la vida de la superficie, así obra este mágico libro sobre el linaje humano, proveyéndose al modo de manantialy sustento de espíritu necesario para su renovación y supervivencia que es todo lo mismo. El Quijote es una secreta medicina a escala de linaje humano cuya plena potencia todavía no ha sido descubierta ni menos aún utilizada. El poder secreto de las palabras del Quijote se oferta hoy a a los cuerpos y espíritus humanos ávidos o necesitados de diversas curaciones.


Famosa historia real de finales del 1500

El origen del Quijote es, como todo lo grandioso, de apariencia fortuita, de inicios modestos; Cervantes se entera estando en la cárcel de la famosa historia de un hidalgo manchego natural de “la Argamasilla” (hoy Argamasilla de Calatrava), historia que hace reir y fascina a todo el mundo. Como es sabido, la noticia versa sobre un curioso manchego que rozando la cincuentena se enfrascó tanto en la lectura de libros de caballerías que acabó por transformarse en caballero andante como si los libros caballeriles tuvieran magia y de ellos hubiese salido de uno de sus personajes principales. La fidelidad y el compromiso con la orden de los caballeros andantes es tal que el novel caballero ha llegado a desafiar a reyes soltando a cautivos, atacar molinos de vientos creyéndoles verdaderos gigantes, acometer a frailes benitos a lomos de lujosas mulas tomándoles por secuestradores de inocentes damas, derribar a sacerdotes que transportaban en la oscuridad de los caminos un cuerpo muerto y otras aventuras similares más originales aun que las descritas en los clásicos libros de caballería, donde todo son luchas con gigantes, batallas entre caballeros y refriegas varias.
El famoso caballero cuyas aventuras hacen las delicias de todos, se llamaba en el siglo el señor Martín Quijada y no Alonso Quijano, como cuenta el otro Quijote, el de Avellaneda, que no es fraude como mucha gente cree, sino otra versión legítima y novelada de la verdadera tercera salida de Don Quijote y Sancho a las justas de Zaragoza, a donde sin duda fué como el propio Cervantes cuenta en el último capítulo de la primera parte.



No hay caballero andante sin dama

La caballería andante que profesa Don Quijote exige que todo andante tenga una dama de quien estar enamorado y a la que encomendarse en sus peligros pues “el caballero andante sin amores era árbol sin hojas y sin fruto, y cuerpo sin alma”. (DQ I, 1)

En la primera parte también hallamos cuan preciso es para el andante caballero tener dama a quien encomendarse y ser enamorado de ella:


Cuanto más, que yo tengo para mí que no todos los caballeros andantes tienen damas a quien encomendarse, porque no todos son enamorados.
—Eso no puede ser —respondió don Quijote—; digo que no puede ser que haya caballero andante sin dama, porque tan propio y tan natural les es a los tales ser enamorados como al cielo tener estrellas. Y a buen seguro que no se haya visto historia donde se halle caballero andante sin amores, y, por el mismo caso que estuviese sin ellos, no sería tenido por legítimo caballero, sino por bastardo, y que entró en la fortaleza de la caballería dicha, no por la puer-ta, sino por las bardas, como salteador y ladrón.”


Don Quijote, aunque cincuentón y empedernido, buscó a sus años una dama de quien enamorarse para obtener plena licencia de andante. Y lo que cuenta Cervantes al respecto es lo que sigue:


Limpias, pues, sus armas, hecho del morrión celada, puesto nombre a su rocín y confirmándose a sí mismo, se dio a entender que no le faltaba otra cosa sino buscar una dama de quien enamorarse; porque el caballero andante sin amores era árbol sin hojas y sin fruto, y cuerpo sin alma."

(...)

Y fue, a lo que se cree, que en un lugar cerca del suyo había una moza labradora de muy buen parecer, de quien él un tiempo anduvo enamorado, aunque, según se entiende, ella jamás lo supo ni se dio cata de ello. Llamábase Aldonza Lorenzo, y a esta le pareció ser bien darle título de señora de sus pensamientos; y, buscándole nombre que no desdijese mucho del suyo, y que tirase y se encaminase al de princesa y gran señora, vino a llamarla Dulcinea del Toboso, porque era natural del Toboso, nombre, a su parecer, músico y peregrino, y significativo, como todos los demás que a él y a sus cosas había puesto."

Los caballeros se encomiendan a sus damas en sus trances difíciles, atribuyéndoles poderes de divinidades al modo que Ulises invocaba y obtenía la protección de la diosa Atenea, hija de Zeus, aunque este aspecto, por ir contra la intolerancia religiosa de su tiempo que no aceptaba creencias tan paganas, se encubre o disimula en los libros de caballerías, bajo el amor platónico de la dama de carne y hueso. Otro sentido no tiene, por ejemplo, que el famoso Amadís de Gaula diga que ha perdido el vigor de su brazo y que no ganará batalla alguna tras haberle retirado su dama la protección que por su amor le dispensaba. Así que, ojo, las damas de los caballeros son realmente fuerzas sobrenaturales ubicadas realmente fuera de los límites naturales de nuestro mundo desde cuyo sitio favorecen a sus caballeros dotándoles de brio, entendimiento y buena suerte.


La dama Aldonza era toda dulzura

Cervantes investigó sin duda por su cuenta el origen del nombre de la famosa Dulcinea del Toboso, a quien, por cierto, no debió de conocer Don Quijote en el Toboso, sino en un “lugar cercano al suyo” porque si el Toboso de donde era originaria Dulcinea fuera lugar cercano a la aldea de Don Quijote llamarla “Dulcinea del Toboso”, no habría tenido mucho sentido. Algún comentarista del Quijote opina lo mismo, a saber, que el lugar cercano al suyo no era el Toboso, sino otra aldea o pueblo donde por entonces vivía Dulcinea, que sí era natural de la "gran ciudad del Toboso", a donde sí que debió retornar más tarde, pues allí la busca Don Quijote en la segunda parte de la historia.


Creo que el lugar cercano al suyo donde conoce la joven Dulcinea era Puerto Llano, entonces pequeño pueblo, que como hoy, está a “tiro de ballesta” de la Argamasilla, vamos, menos de una lengua a camino, una hora a pie. En cambio desde la Argamasilla hasta el Toboso hay, por las actuales carreteras, entorno a 150 kms o 30 leguas que son 30 horas de a pie o tres dias y medio de jornada y algo menos en viaje de caballería.


El nombre de pila de Dulcinea era “Aldonza” y por ese nombre la conoce Don Quijote cuando seguramente en tiempo juvenil anduvo enamorado de esa muchacha encantadora que debió remover en él intensas emociones, nunca comunicadas a la amada, tal vez por la timidez del muchacho pre-donquijote.
La España de su tiempo no vió el valor del Quijote ni el mérito de su cronista o autor. Cervantes murió pobre y pobres fueron los espíritus de sus contemporáneos que no captaron la grandeza universal del Quijote, ni en su siglo, ni en el siguiente. Pero en 1781 un comentarista inglés del “Quixote”, John Bowle, reverendo que aprendió castellano ex profeso para leer y comentar el libro, se percató que el Quijote era una obra universal, y que el nombre de “Aldonza” según el “Tesoro de Covarrubias” (que es el primer diccionario de lengua española y contemporáneo del Quixote, 1613)) es remedo o arreglo de “Al Dolce” que significa “La Dulce”, pues “el Covarrubias” nos dice: “Aldonza. Aldonça. Nombre en España antiguo y ordinario (...) Al es artículo y el nombre “donza” está corrompido de dolze; esta conjetura se toma de lo que escriben las historias que doña Dolce, hija de Giliberto, conde de la Proenza, casó con don Ramón Arnaldo, conde de Barcelona, y a esta mesma, corrompido el vocablo, y añadiéndole el artículo arábigo, la llamaron doña Aldonza; y de allí en adelante las demás se llamaron Aldonzas, que vale tanto como dulces.”
Asi que –remedando al autor de esta prodigiosa y nunca vista historia-puedo decir: ¡válame Dios! que el señor Cervantes con tantas diligencias y trabajos tomados para investigar la verdadera historia del ingenioso Don Quijote hasta en sus más nimios aspectos, no cayó en la cuenta de que Don Quijote, personaje principal de su historia, era más ingenioso aún de lo que parecía y también etimólogo que hurgaba en la historia de las palabras y los nombres estudiando que la joven "tobosesca" de buen parecer a la que en su juventud fue aficionado, al llamarse Aldonza, era tanto como llamarse “la Dulce”, y de ahí sacó el ingenioso caballero su nombre semejando a princesa de "Dulcinea" que era tambien nombre "músico, peregrino y significativo".

Pero si ya sabemos por qué oculta razón la llamó "Dulci" porque era declarar el significado de Aldonza, nos falta aun el ¿por qué le añadió el "nea"?; en fin, ya tenemos otra montada en la búsqueda de significados a los que tanta afición tenía Don Quijote, porque el propio Don Quijote dice aludiendo a ella, a la dama de sus amores, “dulce mia”, en el capítulo 43 de la primea parte donde afirma: que yo os juro por aquella ausente enemiga dulce mía. Luego Dulcinea, sobrenombre de la amada Aldonza, quiso decir para el ingenioso hidalgo “la Dulce mia”. Se ve claro que no quiso Don Quijote que en eso de enamorado y buscador de significados le ganase en fineza ninguno de los caballeros andantes que le precedieron y en su flamante profesión caballeresca quiso ser esmeradísimo y ciertamente que lo fue, sin ninguna duda, pues hasta el momento no le ha sucedido andante alguno, caballero o no, al menos que se sepa, que le iguale o remonte.

A 3 de agosto de 2007.
Jose Luis Mazón
jlmazon@gmail.com

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Los argumentos que en su blog aduce para dar sentido al por qué "Dulcinea del Toboso", son tan ingeniosos como la obra en sí del "Ingenioso Hidalgo Caballero Don Quijote de la Mancha". Deduzco por los detalles, que no solo anda usted sobrado de información acerca de la ilustre y maravillosa obra de Cervantes, intuyo que entiende y se identifica, yo diría casi al igual, con el personaje Don Quijote. Pero lo más maravilloso de su empatía con susodicho personaje es el poder que éste le concede a usted para descifrar y esclarecer los mensajes ocultos de una obra que sin duda es la más grande de todas las obras escritas con carácter filosofico y espiritual desde donde el lector despierto y de una consciencia alta puede percibir que esta obra es un compendio de recetas para sanar el cuerpo y la mente del hombre.
En el párrafo que cita Don Quijote confirma que no hay hombre o mujer que pueda vivir sin sentirse enamorado, pues es este un sentimiento tan elevado que es obvio no pensar en tan vital importancia en la vida, pues no es acaso ésta un continuo ir y venir librando batallas en las que nos encomendemos al amor?.
Agradezco enormemente a la vida y al magnetismo de Don Quijote, que hoy día aun contemos con caballeros andantes dispuestos a enfrentarse y derribar a los gigantes enmascarados en las ideologías, religiones u otras creencias opresoras,...Usted empatiza con Don Quijote, es más se asemeja al Quijote.

François de Fronsac dijo...

Mis felicitaciones por esta nueva bitácora o cuadernillo, donde esperamos leer tus ideas sobre la inmortal obra de Cervantes.
http://lacoleradenebulos.blogspot.com/2007/08/y-por-qu-la-llam-dulcinea.html

gloriainfinita dijo...

Estupendo regalo veraniego, si señor, estoy segura de que Aldonza se sentiría muy pagada con ese rastreo sobre sus dulces nombres

Aldonza Campos dijo...

gracias!!!

kalonjaenicke dijo...

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